La historia de Negra y su enseñanza para su humana

Un tema que me ocupa especialmente y en el cual de alguna manera estoy especializada, es el acompañamiento en los procesos de despedida de nuestros compañeros animales.

Muchas, pero muchas veces me llegan consultas de personas tentadas por la tendencia a practicar la eutanasia por diversas razones. Porque “no quieren ver sufrir” a su amigo/a, porque “ya no camina”, porque se hace pis encima, entre muchas otras razones.

Según mi percepción, resulta imprescindible preguntarle a los propios protagonistas si es la opción que prefieren, porque en definitivas cuentas, es su vida, no la nuestra. Es decir, no somos los dueños de su vida.

En mi experiencia, los animales a quienes he preguntado, con muy muy poquitas excepciones, eligen acompañar serenamente el proceso hasta su desenlace natural, porque su alma (dicen) tiene algo importante para enseñarle a sus humanos. Lo que me dicen es que sus personas necesitan terminar de ver algo con claridad, durante el período que dure la transición. Entonces y solo entonces, ellos pueden desencarnar tranquilos.

La muerte, según la perspectiva espiritual, es un cambio de estado energético. La física siempre dijo: “la energía nunca se destruye, se transforma”. Y eso ocurre con nuestras almas en estos envases que nos contienen.

La muerte es como el invierno en el ciclo de las estaciones. No podemos forzar el invierno. Es necesario acompañar el otoño con su energía y su impronta. Y recién después de atravesar el período invernal viene la primavera.

Los humanos necesitamos aprender a acompañar procesos sin forzarlos, sin intentar apurar las cosas ni cortar las fases. El deterioro es (o puede ser) parte de la llegada al final de la vida. Si aprendemos eso, gran parte de nuestra misión de encarnación habrá sido cumplida.

Les cuento la historia de la Negra. Ella (que acaba de morir hace unos días) me dio permiso y su humana, quien tuvo un profundísimo proceso de transformación gracias al acompañamiento natural de este tránsito, también. Gracias a ambas, por permitirme ser testigo.

Su humana me consultó porque quería saber si la Negra, a quien había adoptado hacía unos cuantos años, cuando ella bajó del techo, quería ser ayudada en su buen morir. Tenía algunos tumores importantes en su cuerpo. Esta fue la comunicación con la gata.

 

Los mensajes de Negra

Negra dice:

“Es muy importante escuchar la verdad de cada ser y no los mandatos externos, ni los deberías, ni las críticas, ni las opiniones que desencajan. Hay una conexión directa con la naturaleza que se están perdiendo por conectar solo con la parte oscura de lo humano. Mi presencia en la vida de ustedes tiene el sentido de ayudarlos a volver a la esencia real.

Mi gratitud hacia ustedes es inmensa. Los amo con todo mi ser. Soy como un farolito en el camino. Una presencia que trae transmutación y amor. Enseñanza pura.”

 

 

Preguntas

¿Te he provocado yo esto?

Dejá de culparte por las cosas. Cada uno tiene su parte de responsabilidad en cada circunstancia. Yo solo estoy prestando mi cuerpo para que veas lo que pasa cuando las personas se hiperpreocupan, cuando se culpan por cada situación. No, no y no. Dejá de torturarte. Si vos, a partir de mi condición, podés darte cuenta de tu propio valor, de tomar lo que te corresponde y soltar lo que no, si podés aprender a valorarte y escuchar tu propia verdad, y la mía (y no lo que digan otros, que te desempodera y produce dolor y miedo) entonces mi vida con vos habrá tenido sentido y yo habré prestado mi cuerpo con toda conciencia, amor y felicidad.

NO TE CULPES. Es mi mensaje más importante. Estás maternando, en tu relación con todos los seres no humanos de la familia. También te estoy ayudando a sanar tu relación con tu mamá. No le debés nada a nadie. Recibí lo que te corresponde por derecho de nacimiento.

 

¿Por qué me buscaste?

Para ayudarte a traer conciencia de lo alto, a la vida cotidiana. Yo, al estar en los techos, podía siempre mirar desde arriba, con perspectiva, las circunstancias. Es algo que a vos aun te cuesta un poco hacer. Te estoy invitando a aprender a comprender el sentido y orden de las cosas, aunque desde abajo no se entienda. Elevate, subí. Aunque a veces sientas que todo es pinchudo, que es potencialmente peligroso y duele, la naturaleza es sabia. La naturaleza es más sabia que la pequeña mente humana. Desde aquí arriba, donde yo veo las cosas (mi espíritu es sabio, está encarnado en un cuerpo de gata negra, que es el plus de la sabiduría brujeril) todo está bien. Solo hay que saber escuchar y limpiar pensamientos y emociones que contaminan.

Venís de una familia de maestros (mirá si no, tu apellido). Yo formo parte de esta familia, porque soy una maestra también. Y te estoy ayudando a recordarte. A comprender que todo en la naturaleza tiene sus ciclos y los humanos tienen que aprender a respetar esos ciclos sin forzarlos.

Vine a ayudarte a romper las cadenas.

Y también sabé que sos una buscadora en la familia. Que otros pueden quedarse mirando mientras vos hacés lo que viniste a hacer. Pero es necesario que confíes en tu propósito. Una vez que sabés lo que tenés que hacer, digan lo que digan, levántate y hacelo. Vos podés cruzar la puerta.

 

¿Querés que te ponga a dormir el veterinario?

No, por favor. Yo sabré morirme sola cuando me corresponda. Estoy comiendo, lo que significa que aun quiero vivir (lo único que te pido es que quiero que me mimen, dándome cositas ricas. Atún, sobrecitos, cosas así, de puro mimosa).

Si alguien te dice cosas que te hacen mal, deciles “no, gracias” y volvé a escucharte a vos y en este caso, a mí. Es muy necesario conectar con lo que nos hace bien. Pensamientos, emociones, situaciones de los sentidos. Si sigo comiendo, es porque aun quiero vivir. Me gusta tomar sol, escuchar el sonido de los pájaros (hagámoslo juntas). Y cuando me toque morirme, mi cuerpo despacito se va a ir apagando. Sin tener que cortar abruptamente el flujo de la vida. Y entonces, al morirme, sentirás paz y bienestar y no terror y angustia. Todos estaremos serenos y lo que ocurrirá será natural e irá decantando solo.

 

¿Qué estás queriendo decirme con tu enfermedad?

Un poco lo que te vengo diciendo arriba. Yo estoy prestando mi cuerpo para ayudarte a evitar que vos misma tengas que atravesarlo en el tuyo (yo agrego, esta acción que ella hace es propia de unos seres que se llaman ángeles de intervención, cuya tarea es prestar sus cuerpos empáticamente para ayudar a los humanos a atravesar sus situaciones difíciles. A cambio piden conciencia y acción amorosa concreta en la vida de sus humanos “intervenidos” con la intención de sanación real y profunda).

Lo que quiero mostrarte es lo que pasa cuando tenés miedo, cuando pensás mal, poniendo el poder afuera y olvidándote de que sos creadora, la creadora de tu propia realidad. Con o sin conciencia. Mi invitación es a que pongas cada vez más conciencia en tus creaciones a través de tus pensamientos, intenciones y palabras.

 

¿Sos Cleo que volvió?

Yo soy yo. Soy parte de tu grupo de almas compañeras que te acompaña y cuida.

Me escribió la humana para contarme que justo el día antes de morir, salió al jardín, debajo del limonero al que amaba, mantuvo con ella una conversación muy conectada (la persona le hablaba y la gata respondía) y una leve mariposa se posó sobre su cuerpo. Y entonces, luego, su alma dejó su cuerpo.

Y ella, humana, pudo transformarse.