Retiro

Retiro Vivencial

Vibra tu corazón caballo

¿Qué ocurre en este encuentro?

Los caballos son seres sociales, extremadamente sensibles que necesitan vivir en manada para asegurarse la subsistencia. Poseen pautas de convivencia y liderazgo muy claras y una lectura del lenguaje corporal muy desarrollada. En su vida no existe la dualidad: se manifiestan con autenticidad, viviendo en el eterno presente.

Los humanos vivimos en una sociedad donde siempre hay que ponerse, en mayor o menor medida, alguna careta y esto nos aleja cada vez más de nuestra esencia. Estamos siempre librando batallas interiores donde nuestro sentir está en pugna con nuestro pensar y nuestro actuar.

A los caballos no los podemos engañar. Ellos responden a nuestras actitudes con claridad, inocencia y simpleza. Leen lo que es.

Esta pureza de comportamiento nos permite ver en ellos lo que nosotros estamos manifestando y una vez reconocida nuestra emoción, alquimizarla, liberarla o potenciarla.

Es simple. Muy simple, muy sanador.

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Te ayudamos a traducir el lenguaje de los caballos. La manada escanea al grupo humano "a los participantes y a nosotras" y nos marca las pautas de la jornada.

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Los encuentros con caballos acarician el alma

Los encuentros con caballos son espacios de interacción con personas que no necesariamente tienen alguna disfunción concreta o evidente.

En los encuentros con caballos, los participantes llegan con ciertas expectativas, o guiados por un deseo interno, no racional, de descubrir alguna respuesta, solucionar algún problema o encontrar alivio frente algún dolor. O simplemente sentir el placer de contacto con caballos en manada.

Confiamos plenamente en la capacidad perceptiva de los caballos con respecto a las necesidades de los seres que están presentes en ese momento; son ellos quienes, en definitiva, marcan el tempo y el orden de las actividades en función del campo energético abierto en ese instante, con ese grupo.

Es muy mágico percibir cómo los caballos registran exactamente lo que necesita ese grupo humano, qué necesitan ellos como manada de nosotros, como personas que empezamos a formar parte de ese todo. Y los caballos dan a los seres humanos exactamente aquello que en ese momento necesitan para recuperar la armonía, el orden o algún pedacito de su alma que hayan podido perderse.

Por supuesto, el encuentro con caballos es terapéutico. De eso no cabe duda. Sin embargo en esta propuesta, si bien tenemos una idea, una lista de actividades para hacer y cumplir ciertos objetivos relativamente definidos, son los caballos con su sensibilidad los que nos invitan a ejercer nuestra humildad, a decidirnos a formar parte del todo sabio que es la manada, que depende de la profunda sensibilidad y las acciones orientadas a la supervivencia, el amor y la armonía, para dar forma a lo que ocurre y recuperar parte de
nuestra alma.

Y así, como humana profesional de la salud y el comportamiento humano y de la comunicación entre especies, me entrego a ser partes de un todo. A recuperar la conexión con la Tierra y sus habitantes.

Así, en una profunda honra y en contacto pleno con la naturaleza, los elementos, y la presencia plena a la que nos invitan los caballos, nos entregamos a la magia y la sanación que, amorosa y generosamente nos entrega la manada, explorando con conciencia el amor entre las especies.

Lic. Verónica Kenigstein, terapeuta especializada en vínculos y comunicación interespecies.

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Lectura del campo equino

Una manada de caballos es un grupo de seres vivos sensibles y con una estructura mórfica y funcional determinada disponible a a apertura de un campo energético. La sensibilidad equina permite que los integrantes de la manada sean capaces de percibir los patrones energéticos (físicos, emocionales, mentales, vinculares y espirituales) que circulan en ese espacio/tiempo/energía.

El consultante trae un tema, pregunta o situación que requiere una respuesta, solución o desenlace sanador o aliviante. Si la persona logra ser genuina, si el tema en verdad refleja una necesidad auténtica de su alma, los caballos lo toman y algo empieza a suceder entre ellos, que abre la posibilidad de ver un cuadro en movimiento, en tercera dimensión.

La tarea de las facilitadoras es estar abiertas, limpias y perceptivas para hacer una lectura precisa de lo que ocurre entre los caballos (que a veces incluyen a los humanos en la manada y también a otros posibles participantes: perros, pájaros, viento, árboles, etc.) que suele dar respuestas, abrir espacios de conciencia, facilitar modos distintos de actuar o experimentar la vida para que el consultante pueda llevarse una imagen sanadora que le ayude en el momento presente de su vida.

Lo que ocurre es, definitivamente, transpersonal. Se abre un campo mórfico* sagrado en el cual los caballos sensible, simple y generosamente toman el tema y ayudan a reconocer los patrones que circulan en él. La sabiduría de la manada brinda una especie de manifestación tetradimensional de un holograma y permite descubrir partes no vistas de una situación, que puede servir como palanca para la transformación necesaria para sanar el alma.

Aunque los encuentros son grupales, las consultas son individuales. Pero como suele ocurrir en estos encuentros en los que circula la energía sincrónica, cada persona que participa se lleva información que le sirve exactamente para lo que su alma en ese momento necesita. Es necesario estar disponibles y receptivos.

Algunas características de la lectura:

Es en el presente.

Lo que dirige la lectura es siempre el amor. El amor cuida, construye, repara, alivia.

Se leen los cinco planos: físico (incluye lo fisiológico y anatómico), emocional (lo que el animal siente y lo que genera en el humano), mental (decisiones, pensamiento, creencias), vincular (como revela patrones vinculares lo que se ve) y espiritual (el aprendizaje esencial de la situación).

Siempre es sanadora. Ayuda al consultante reconectar con sus fortalezas, con lo esencial de la vida.

Se parte del proverbio: “Quien tenga ojos para ver que vea, quien tenga oídos para oír que oiga”. La tarea de las facilitadoras es ayudar a ver y poner luz y palabras sobre lo previamente invisible.

Sincronicidad. Es imprescindible confiar en los caballos y en su percepción sincrónica del tema de consulta.

La película no se termina. Se trata de ver el cuadro que representa el patrón energético.

Comprender el efecto benefactor del dolor: para qué el conflicto, la crisis o la dificultad. La conciencia ayuda a que pueda hacerse sin tragedia.

Abrirse a los milagros. Sólo ocurren a quienes creen en ellos.

Como decía El Principito: “lo esencial es invisible a los ojos”. En este caso, la magia de la manada nos ayuda a hacerlo visible.

Las lecturas están facilitadas por

Verónica Kenigstein, terapeuta especializada en vínculos y comunicación interespecies.

* Podemos entender los Campos Mórficos como estructuras inmateriales, no perceptibles empíricamente, que se encuentran en la naturaleza y representan un soporte para que la información fluya entre y por los organismos. Es un concepto creado por el biólogo Rupert Sheldrake.

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Hay que pensar como los animales

Temple Grandin

Siendo una persona que padece de autismo, me resulta fácil entender cómo piensan los animales, pues mis procesos de pensamiento son similares a los de ellos.

Carezco de todo tipo de pensamiento basado en el lenguaje. Mis pensamientos son en imágenes, como si tuviera una cinta de video en la mente. Cuando rescato algo de mi memoria, solo veo imágenes. Durante mucho tiempo, pensé que todo el mundo pensaba así, hasta que comencé a hablar con otras personas sobre la manera en que pensaban. Comprendí que hay una escala muy amplia en los estilos de pensamiento, desde el pensamiento totalmente visual, como el mío, hasta el pensamiento totalmente verbal. Los artistas, los ingenieros y los buenos entrenadores de animales, tienden a tener un pensamiento muy visual; los contadores, los banqueros y la gente que opera en los mercados de futuros tienden a desarrollar un pensamiento muy verbal, y sus procesos mentales contienen escasas imágenes.

El pensamiento asociativo

Tanto la gente que padece de autismo como los animales piensan mediante asociaciones visuales. Estas asociaciones se asemejan a fotografías de sucesos, y tienden a ser muy específicas. Por ejemplo, un caballo puede tenerle miedo a los hombres con barba cuando los ven dentro del galpón, pero tolerarlos en la pista de equitación.

El miedo es la principal emoción

En los autistas, el miedo es la emoción más importante, y también lo es en los animales de presa, como los caballos y las vacas. Las cosas que asustan a equinos y bovinos también asustan a los niños autistas. Cualquier cosa que parezca fuera de lugar, como un pedazo de papel llevado por el viento, puede causar temor. Los objetos que se mueven bruscamente son los que más miedo provocan. En la vida salvaje, los movimientos bruscos son temibles porque los predadores hacen movimientos bruscos.

Los investigadores en neurología han localizado los circuitos del miedo en el cerebro de los animales. Cuando un animal fija un recuerdo del miedo, éste se almacena en la amígdala, que está ubicada en la parte inferior, más primitiva, del cerebro. J.E. LeDoux y M. Davis han descubierto que los recuerdos del miedo no pueden ser borrados del cerebro.

Para que un caballo que ya ha sufrido miedo a los acoplados pueda superarlo, es preciso que los centros superiores de la corteza cerebral envíen a la amígdala una señal supresora del miedo. Esto se denomina sobreimposición cortical, y es una señal que bloqueará el recuerdo del miedo, pero no lo borrará.

Los comportamientos basados en el miedo son complejos. El miedo puede hacer que un caballo luche o huya. Por ejemplo, muchas veces cuando un caballo patea o muerde, se debe al miedo y no a la agresión. En una situación atemorizante en la que el caballo no tiene posibilidades de huir, aprende a luchar. Los entrenadores de perros han descubierto que cuando castigan una conducta basada en el miedo, la reacción puede ser peor. Cuando un caballo retrocede, patea o se “porta mal” durante el entrenamiento, puede hacer que el entrenador se enoje, y piense, equivocadamente, que el caballo también está enojado. Pero es mucho más probable que el caballo esté asustado. Por eso es importante que los entrenadores equinos sean personas tranquilas. Un entrenador enojado puede darle miedo al caballo. Hay muchas situaciones en las que un caballo puede ser realmente agresivo hacia la gente, pero cuando retrocede, patea o se desboca mientras es entrenado o montado, la probabilidad más alta es que tenga miedo.

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Verónica Kenigstein.
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