"Querida Verónica
Quería agradecerte las comunicaciones que tuviste con nuestros animales, especialmente el mensaje que te dio Sultán, el perro de la casa, un gran mastín. Cuando acudí a ti estaba bastante desesperada con la situación que vivíamos todos en la casa (humanos y animales, cuatro gatos y un perro).
El último miembro a incorporarse en la casa fue Sultán, el mastín, y no encontraba forma de relacionarme con él bien: se tiraba encima de todo el mundo cada vez que atravesaban el jardín, se excitaba mucho, y los gatos se meaban continuamente en la casa. O sea, se creó una situación bastante estresante generalizada; además el perro olía muy fuerte y mal, con lo que casi ni le acariciaba. Parto además de que los perros siempre me han dado un poco miedo y nunca tuve uno. Por todas estas cuestiones, y porque en el jardín perseguía a los gatos, el perro no entraba en casa.
En fin, tras leer el mensaje que recibiste de Sultán, pude ver que sucedía realmente, algo que ni imaginaba: el saltar encima mio era para jugar y que le quisiese y por otro lado se sentía desplazado por no entrar en la casa con todo el clan, se sentía excluido.
Así que decidimos dejarle entrar un poco en casa a ver qué pasaba, y la cosa fue bien: desde entonces casi todos los días entra un poco cuando venimos del trabajo, incluso juego un poco con él, porqué literalmente me lo pide. El olor fuerte que tenía fue desapareciendo poco a poco en breve tiempo con lo que cada día le acaricio más y le gusta mucho. Dejó de inmediato de subirse encima de todos, dejó de querer escaparse y está mucho más tranquilo y obediente.
Es increíble como un sencillo cambio, como estar unos minutos en casa, ha provocado tanta transformación en todos. Pues los gatos también están más relajados y sólo se mean alguna vez; y mi pareja y yo dejamos de discutir por toda la situación que se había creado con la venida del perro.
Mil gracias Verónica pues esto fue posible gracias a saber exactamente donde estaba la raíz del problema; pudimos encontrar todos armonía…"